Historia de la revista

1. LAS PRIMERAS DÉCADAS (1946-1990)[1]

La Revista de Fomento Social nació en 1946 a iniciativa de la Compañía de Jesús como un intento de ésta de promover y divulgar el pensamiento social cristiano, sirviendo al mismo tiempo de cauce de expresión de análisis, posturas y opiniones diversas en el ámbito de las ciencias sociales, dominando las cuestiones con una clara componente ética. Durante casi 60 años ha sido, de alguna manera, un portavoz oficioso de la Compañía de Jesús española en el campo social, al igual que sucede con publicaciones similares en otros países europeos[2].
 
Podemos distinguir varias etapas en su extensa trayectoria, definidas -como no podía ser menos- tanto por modificaciones “endógenas”, debidas a cambios en la evolución de la mentalidad y la praxis de la Compañía de Jesús, en las personas y equipos de trabajo[3], como por cambios “exógenos” producidos en el entorno nacional, sobre todo, político. Ni que decir tiene que esos dos ámbitos han estado siempre en estrecha relación. En cualquier caso se trata, como es natural, de una clasificación que siempre tiene algo de convencional. Recorriendo estas etapas, vemos reflejarse en las páginas de la revista la evolución tanto de la sociedad española, como del pensamiento social cristiano; la selección de temas, los acentos y los subrayados, así como las corrientes de pensamiento que se expresan en los juicios y las propuestas, son un fiel reflejo de lo que ha sido la problemática social de España, de la evolución del pensamiento de la Compañía y, de alguna manera, de la Iglesia española sobre los temas sociales, económicos y políticos. La historia de esa evolución no podrá escribirse sin acudir a las páginas de la RFS.
 
1.1. Los primeros años (1946-1953). Especial énfasis en las cuestiones laborales

La primera etapa va desde su fundación hasta 1953. Esta primera fase está muy marcada por la impronta de su fundador y primer director, Joaquín Azpiazu. Gran moralista y sociólogo, buen conocedor del Derecho, su esfuerzo se centró especialmente en la ética empresarial y en el estudio del estado corporativo. No sólo sus trabajos publicados en la revista durante esos años, sino también sus dos reconocidos libros, La Moral del Hombre de Negocios y El Estado Corporativo, avalan esa afirmación. Su actitud no fue revolucionaria o de oposición, sino reformista dentro del sistema económico y político. Azpiazu había sido, por ejemplo, uno de los principales redactores del Fuero del Trabajo de 1938. 

Cubierta del primer número de la revista


La atención de la revista se centraba en los graves problemas económicos, sociales, laborales de nuestro país, sumido en un notable aislamiento político y en una marcada autarquía económica. En estos primeros años, la influencia del citado benemérito P. Azpiazu fue predominante, pues se cuentan hasta 55 artículos suyos en 8 años, con firma o pseudónimo; ahora bien, el centro de sus preocupaciones, partiendo de una buena formación jurídica y económica, era la moral profesional económica.

En estos años la llamada “cuestión social” está predominantemente centrada en las relaciones capital-trabajo y en los problemas de índole laboral. En efecto, en cuanto a los temas tratados destacan con luz propia los problemas laborales y los temas relativos a la ética; sin embargo, se habla muy poco -casi nada- del sindicalismo y de los problemas conexos... Por último aparecen con frecuencia colaboraciones sobre la doctrina social de la Iglesia en sentido estricto. En general, la inmensa mayoría de los artículos se refieren a España, siendo escasos los que hacen referencia al ámbito internacional.

En este mismo período de 8 años, además de Azpiazu, otras dos firmas aparecen de forma muy predominante al pie de los artículos de la revista: Martín Brugarola (1908-1988); y Florentino del Valle. Con Azpiazu, son autores de casi la mitad de los artículos del período. Con menor frecuencia, aparecen también los nombres de Aresio González de Vega, J.L. Griffith, Angelo Perego, Angel Torres Calvo, Fermín de Urmeneta etc.
 
1.2. Años de buenas relaciones con el régimen (1954-1962)

Con la muerte de Azpiazu en 1953 se abre  una nueva era para la RFS. Manuel Marina (1895-1987) le sustituye como director. Eran los tiempos de feliz matrimonio entre la Iglesia y el régimen franquista surgido de la guerra civil. No se cuestiona este último, y los nuevos responsables de la revista procuran contribuir a lubrificar desde dentro, y con una aspiración de mayor justicia y equidad, los engranajes políticos, económicos, sociales, laborales del sistema establecido. Todo ello desde la doctrina social de la Iglesia: se reproducen, como argumentos de autoridad, y comentan abundantemente los textos formales de esta última. También se hizo un esfuerzo notable por informar sobre la existencia y la naturaleza de instituciones sociales modernas, nacionales e internacionales tales como las Semanas Sociales, los movimientos obreros cristianos, asociaciones católicas de empresarios, sindicatos, congresos nacionales e internacionales etc. Se desarrolló, asimismo, una asesoría laboral de corte técnico.

Es verdad que en esta etapa hubo una fuerte crítica al sindicato vertical, pero fue en el sentido de querer darle una mayor autonomía respecto de la Administración y del Ejecutivo, es decir, más claramente, en la línea de las aspiraciones del nacionalsindicalismo y de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia, tal como había sido formulada en la encíclica “Quadragesimo anno” en 1931.

En este período, la revista presentaba sistemáticamente sendas crónicas: “Crónica internacional” (firmada por Martín Brugarola[4]) y “Crónica social de España”, habitualmente redactada por Florentino del Valle. Las primeras eran una especia de “observatorio” de la realidad mundial con una perspectiva ética y cristiana; consistían en una síntesis (en 6-8 páginas) de los acontecimientos más relevantes del entorno internacional. Por cierto que en el decenio 1956-1965  se concentra más de la tercera parte de todas las colaboraciones que sobre el tema internacional hemos contabilizado en los 50 años de la publicación. Por su parte, la “Crónica social de España” estaba consagrada a la realidad nacional sobre todo en su vertiente empresarial/laboral/sindical. También fueron frecuentes, aunque menos numerosas y sistemáticas, las crónicas “legislativa” y sobre el “magisterio eclesiástico”.
 
Ahora bien, en términos generales, pese a que en esta segunda etapa aumenta sensiblemente en la revista el tratamiento de los temas internacionales, la problemática del tercer mundo es muy escasamente abordada. Sobre el entorno nacional siguen apareciendo los temas laborales  y sindicales y un número significativo de artículos  referidos al mundo de la empresa. Sin duda, la doctrina social de la Iglesia y el magisterio aparecen también con frecuencia; el ámbito nacional sigue siendo predominante.

En lo que concierne a los colaboradores más frecuentes, ya desaparecido Azpiazu, destacan en los 9 años de esta época las firmas de los dos beneméritos jesuitas citados:  Florentino del Valle y Martín Brugarola; en menor medida encontramos también frecuentes colaboraciones de Manuel Marina y de Ángel Torres Calvo.
 
1.3. Años de conflictos con el franquismo:  (1963-1974)

En 1963 se incorpora al Instituto Fomento Social y a su revista un equipo de jóvenes jesuitas. En la Iglesia universal son los años del Concilio y su entusiasta y conflictiva aplicación. En la Iglesia española, incluidos los sacerdotes y los militantes cristianos, va creciendo una corriente de crítica y oposición, más o menos clandestina, más o menos entre líneas, al régimen establecido y a sus instituciones políticas, sindicales, económicas, sociales. En esta nueva etapa, que va hasta la muerte de Franco en 1975, la RFS se va sumando a estas actitudes críticas. Propugna sobre todo presionar hacia la reforma de las estructuras desde planteamientos y análisis técnicos, inspirándose en el pensamiento social cristiano. No siempre fue fácil hacerlo, frente a la rígida censura que tantas veces devolvió los textos cercenados por el bolígrafo rojo. Pero hubo que aprender el sutil estilo de comunicar entre líneas.

Se observa en estos años un más acentuado repliegue sobre los temas nacionales. La agitación de la vida política y social española y los numerosos cambios socio-políticos necesarios llevaron a los responsables de la  publicación a centrar su atención de forma casi exclusiva en la problemática nacional. Se puede quizás afirmar que la crisis económica mundial -materializada de alguna manera en la crisis monetaria de los primeros años 70 y el estallido de la guerra del Yon-Kippur a finales de 1973 con sus traumáticas consecuencias sobre el  precio del petróleo- cogió algo desprevenida a la revista; como a todo el país, por cierto... Sin embargo inspiró algunos muy tempranos y significativos artículos de Javier Gorosquieta y Adolfo Rodero[5].

En esta época (doce años en total) Florentino del Valle continúa escribiendo con frecuencia hasta 1970 y aparecen como firmas predominantes Victorino Ortega y Javier Gorosquieta, que habrían de ser sucesivamente directores de la revista[6]. También aparecen, aunque en menor medida, las firmas de Víctor Manuel Arbeloa, Francisco Belda, Eugenio Recio y Gonzalo Higuera; el benemérito P. Brugarola aún aparece de forma más esporádica.
 
1.4. En un nuevo contexto sociopolítico (1975-1990)

Una nueva fase comienza en noviembre de 1975. La muerte de Franco, la transición política y el proceso de normalización democrática marcan profundamente este período. La revista se incorpora al movimiento que demanda la implantación de las libertades políticas, económicas, sindicales. A partir de la llegada formal de la democracia con la Constitución de 1978, la RFS procura hacer una tarea de acompañamiento del proceso, orientando siempre hacia estructuras y soluciones más justas, solidarias, fraternales. La larga época de gobierno socialista también ha quedado reflejada en sus páginas de una u otra forma. En esa tarea de acompañamiento crítico, desde una perspectiva ética y cristiana, se ha mantenido hasta ahora.

Sin abandonar la atención preferente a los temas sociales, políticos y económicos de ámbito nacional, a partir de 1980 aumentan de manera significativa los enfoques globales, mundiales; espigando a lo largo de los números de la revista, nos encontramos con aportaciones realmente valiosas sobre la crisis mundial, la problemática Norte-Sur, el desarrollo etc. Curiosamente, la atención a Latinoamérica, que es muy escasa (prácticamente inexistente) en el decenio 1976-1985, aumenta de forma considerable a partir de este último año.

En los 16 años de este período de instauración y consolidación de la democracia, destacan por su frecuencia de aparición las firmas de Javier Gorosquieta y Victorino Ortega, seguidos por Gonzalo Higuera, Matías García Gómez, Enrique Menéndez Ureña, Francisco Gómez Camacho, Ildefonso Camacho, Manuel Alcalá y F. Martínez Galdeano.

Cubierta de la revista en 1979

Cubierta de la revista en 1990

2. LA REVISTA DE FOMENTO SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD LOYOLA ANDALUCÍA

2.1. PRIMERA ETAPA (1991-2018)

Hasta 1991, como ya se ha indicado, la redacción de la revista tenía su sede en Madrid, en el Centro Loyola, que la venía asumiendo desde mediados de la década de los años cincuenta. En 1991, a petición del P. Luis T. Sánchez del Río, a la sazón Provincial de España de la Compañía de Jesús, la responsabilidad de la revista se trasladó a ETEA, en Córdoba. De hecho, con anterioridad, un número significativo de profesores de ETEA habían sido colaboradores habituales de la misma.

En 1991 se inicia, pues, la última fase, hasta el momento, de la publicación. No se trata de un cambio de contenidos o de línea editorial; ambas siguen en continuidad con la etapa anterior. Se ha producido simplemente un traslado institucional. Desaparecido el equipo del Instituto Fomento Social de Madrid por la jubilación de algunos de sus miembros y por diversos destinos de otros, se hace cargo de la empresa de la revista la obra universitaria de la Compañía en Córdoba, el INSA-ETEA, que comprende entre otros centros la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales adscrita a la Universidad pública de Córdoba. Se trata de una continuidad y de unas mismas preocupaciones que en la etapa anterior. Así se manifiesta en el artículo editorial del número de enero-marzo de 1991; así aparece en el contenido de los números de estos últimos cinco años. No en vano varios profesores de INSA-ETEA habían venido colaborando desde antiguo con la RFS.

Tres directores se sucedieron en esta última etapa: Alfonso Carlos Morales Gutiérrez (1991-2000), José J. Romero Rodríguez SJ (2000-2005) y José Mª Margenat Peralta SJ (2005-2018). En esta época no hay ningún autor predominante pero sí se constata una diversificación de la nómina de colaboradores, con presencia muy mayoritaria de seglares. Además de ampliarse el abanico de colaboradores, aumenta la nómina de los “del sur”, y también parece incrementarse la interdisciplinariedad de los temas tratados, con mayor incidencia de los enfoques jurídicos y culturales, tan decisivos en las preocupaciones de la revista por una evolución hacia una sociedad más justa. También puede constatarse una presencia significativa, pero no dominante de artículos firmados por profesores de ETEA. caso, se trata de un período todavía corto y, por otro lado, los miembros del actual Consejo de Redacción, que redactamos estas líneas, no somos quizás los más indicados para hacer un juicio de valor sobre estos últimos cinco años. Al ser los más recientes, están seguramente más presentes en la memoria de nuestros amigos lectores, y es a ellos a quienes corresponde evaluar el proceso seguido.

El paso a ETEA, sin perder de vista su misión fundacional e institucional, representó un cierto fortalecimiento del carácter académico y universitario de la Revista de Fomento Social. Se establecieron procedimientos colegiados de revisión y valoración de artículos (normalmente a cargo de miembros del propio Consejo y de otros colegas especialistas en los respectivos temas), se fueron introduciendo mejoras de índole formal que permitieran homologar la publicación en los foros académicos reconocidos. De hecho, su introducción paulatina y progresiva en bases de datos indexadas de ámbito nacional e internacional es una muestra de la evolución citada[7].

Es de destacar el hecho de que durante casi 60 años consecutivos, la revista ha sido fiel a su compromiso trimestral con sus lectores, habiendo alcanzado, a finales de 2004, el número 236; muy pocas revistas españolas de ciencias sociales o de pensamiento social pueden presentar una hoja de méritos tan constante y fecunda.

Desde nuestro observatorio -inevitablemente parcial- percibimos cómo la RFS refleja con bastante exactitud la evolución de la sociedad española y de la Iglesia. Respecto a esta última, el Concilio Vaticano II marca un cambio de rumbo decisivo, que tiene su eco inmediato en los católicos españoles y en las relaciones de nuestra Iglesia con la sociedad y con el estado. Todo esto encuentra una innegable resonancia en la RFS, marcado además por la evolución de la Compañía de Jesús, de su mentalidad y de la forma de entender su misión en el mundo moderno.

Nos atreveríamos todavía a concretar estos cambios en las siguientes líneas: paulatinamente se va reduciendo el tono clerical de los primeros tiempos, tanto en la temática como en los colaboradores; se gana en apertura, en cuanto al abanico de problemas y a los destinatarios (más abierta a lectores no creyentes); se avanza en interdisciplinariedad; se hace más “universitaria”.

Pero en medio de tantos cambios hay también unas constantes, unas fidelidades, que podríamos enumerar así: una permanente preocupación ética; un énfasis en la doctrina social de la Iglesia; una constante presencia como órgano de opinión comprometida y crítica (hasta 284 artículos editoriales se pueden contar en sus 236 números, más de uno por número); un creciente cuidado de los aspectos formales que homologuen desde el punto de vista académico a la publicación con otras similares de nuestro entorno, un esfuerzo permanente por el rigor en el tratamiento de los temas, pero evitando siempre el excesivo tecnicismo para poder estar al alcance del lector culto aunque no especializado en los temas abordados; un talante crítico, pero constructivo, creativo y abierto al cambio.

Cubierta de la revista en 1991

Cubierta de la revista en 1995

Cubierta de la revista en 2000

Cubierta de la revista en 2007

2. 2. SEGUNDA ETAPA (2019 EN ADELANTE)[8]

Desde su creación, pero especialmente a partir de 1991, como ha quedado reflejado, la Revista de Fomento Social ha ido evolucionando y adaptando sus contenidos y su funcionamiento a los cambios del entorno académico y de la propia sociedad, manteniéndose siempre fiel a su naturaleza, y respondiendo al encargo recibido desde la Compañía de Jesús de garantizar que desde ella se siguiera aportando perspectiva y profundidad sobre las cuestiones del campo social que preocupan a nuestra sociedad.

Ese doble carácter de mantenimiento de su naturaleza, y al mismo tiempo de capacidad de evolución, marcó la necesidad de emprender un nuevo momento para la Revista a partir de 2018. Uno de los factores que condicionaron esta necesaria evolución fue la realidad de las publicaciones académicas en la actualidad, que implica el fortalecimiento de su capacidad de impacto, y que ha obligado a revisar en profundidad los mecanismos de funcionamiento, gestión y difusión de la Revista de Fomento Social, ya que no se debe olvidar que cumplir con su finalidad (aportar “perspectiva y profundidad sobre las cuestiones del campo social”) necesita ineludiblemente de suficientes niveles de impacto en el mundo universitario.

Resultado directo de esta revisión ha sido la decisión de transformar la Revista de Fomento Social en una publicación digital de acceso total, cumpliendo por tanto con los requisitos de acceso abierto que se están generalizando en el ámbito académico. Este hecho supuso en consecuencia el fin de las suscripciones pagadas a partir del primer número de 2019. Es innegable que el hecho de dejar de publicar la Revista en papel estaba también fundamentado en la necesidad de reducir el uso de éste, y por tanto su impacto ecológico.

El otro cambio que ha caracterizado a la Revista a partir de 2019 es una imprescindible evolución del concepto de Fomento Social (una traducción de éste a los nuevos tiempos), que ha conllevado un acercamiento hacia un análisis innovador y pluridisciplinar del desarrollo, un campo de estudio que es además central y diferenciador para la Universidad en la que descansa la gestión de la Revista, la Universidad Loyola. Estos cambios han buscado, en un momento clave para el futuro de la Revista, fortalecer su impacto social y su capacidad de aportación al cambio estructural de nuestra sociedad, y por tanto afianzar el que gracias a estos cambios no solo mantiene, sino que refuerza la naturaleza con la que fue creada.

Cubierta actual de la revista

  

 

 [1] Tomamos la base de esta síntesis histórica del artículo editorial correspondiente al nº 200 (enero-marzo 1996) que llevaba por título: “Un instrumento para la promoción de la justicia: 50 años de la Revista Fomento Social”.
[2] Citemos, por ejemplo, Projet y Aggiornamenti Sociali, revistas hermanas de los jesuitas franceses e italianos, respectivamente.
[3] Recordamos la lista de los directores: Joaquín Azpiazu S.J. (1946-1953); Manuel Marina S.J. (1954-1958); Florentino del Valle S.J. (1958-1970); Victorino Ortega S.J. (1970-1976 y 1981-1987); Javier Gorosquieta S. J. (1977-1981 y 1987-1990); D. Alfonso C. Morales (1991-2000); José J. Romero S.J. (2000-2005).
[4] Cfr. Consejo de Redacción (1989).- “‘In memoriam’: P. Martín Brugarola i Mas (1908-1988)”. RFS, nº 1773, pp. 5-6.
[5] En el nº 111, de 1973; ambos sobre la crisis del Sistema Monetario Internacional. Mucho más tardía es, por ejemplo, la serie de 4 artículos de F. Martínez Galdeano sobre la evolución del mercado del petróleo, sobre todo con motivo de la gran segunda crisis energética (nº 137 a 140, en 1980; nº 144, 1981; nº 145, 1982).
[6] Victorino Ortega (1929-1987) falleció prematuramente siendo director de la revista. Cfr. Javier Gorosquieta (1987).- “El pensamiento social de Victorino Ortega”. RFS, nº 166, pp. 119-132. Por su parte, Javier Gorosquieta  (1929-2001) falleció en 2001. Véase su necrológica en RFS, n º221, enero-marzo2001, pp. 5-7.
[7] De hecho, la Revista se encuentra  indexada al menos en las siguientes bases de datos internacionales y nacionales: IBSS, de la London School of Economics and Politics; ECONDOC y ECONIS de la Universidad de Kiel (Alemania);  RAS, Russian Academy of Sciences Bibliographies (RAS);  LATINDEX, Sistema de Información para revistas científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal;  ISOC, Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); CBUC, Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Cataluña; COMPLUDOC, de la Universidad Complutense de Madrid; DIALNET,  de la Universidad de La Rioja; CIDEC, Centro de Información y Documentación Europea de Economía Pública, Social y Cooperativa de la Universidad de Valencia; SUMMAREV, servicio de sumarios de la Universidad de Sevilla.
[8] Esta síntesis ha sido completada, para el último apartado, a partir de las Notas del Director de los números 291-292 y 293.